Desaliñada, triste, fea y ultramilitarizada... esa impresión me dejó Arica. Lo más atractivo que ví fue la Quebrada de Camarones. Y sería todo. El risueño de la foto es el primer peruano que conocí. Emilio, chofer del taxi que me llevó de Arica a Tacna. Desierto... arena... poco y nada que aporte.
